Aunque lo realmente
revolucionario sería no hacer ninguna lista sobre el año que termina, me aburro
bastante y he decidido elegir las diez películas que más me han gustado en
2011. El criterio de selección que he utilizado es el de las obras estrenadas en
España desde el 1 de enero (bueno, sí, faltan unos días para acabar el año y he
visto que se van a estrenar El Topo o Drive, pero bueno, ojalá tuviera que
modificar esta entrada).
Advierto de que todavía no he
podido ver La piel que habito, de
Almodóvar, o El niño de la bicicleta,
de los Dardenne, ambas muy aplaudidas por la crítica. Qué se le va a hacer.
El árbol de la vida (Terrence Malick)
Película del año, película
eterna. Terrence Malick decidió hacer lamejorpelidelahistoria
y, más allá de la pretenciosidad, de un mensaje filosófico de garrafón y de un
final discutible, le salió una maravilla. Sobre el origen, la fe. Sobre la
vida. Inolvidable.
Another year (Mike Leigh)
En mi opinión, si no hubiera
irrumpido Malick, la película del año. Aterradora “comedia dramática” sobre el
paso del tiempo y la llegada de la vejez. Sobre esa época en la que uno se da
cuenta de que ya no puede esperar nada. Obra maestra de Mike Leigh.
Animal kingdom (David Michod)
El thriller más potente de 2011. Desde
Australia nos llegó a principio de año esta obra oscurísima, original y
violenta. Un gran debut de David Michod.
Cisne negro (Darren Arronofsky)
Arronofsky dio una lección de
ritmo, intensidad y dirección en un ejercicio de estilo magistral. Material
didáctico imprescindible en escuelas de cine.
Midnight in Paris (Woody Allen)
Vomitona de romanticismo
encantador y divertido por las calles de París. Quizás algo facilona y simple,
pero maravillosa.
Copia certificada (Abbas Kiarostami)
Kiarostami se vistió de Rossellini
y nos regaló un paseo por Italia de Juliette Binoche y una reflexión sobre las
relaciones de pareja y el paso del tiempo. No hace falta decir nada más.
El origen del planeta de los simios (Rupert
Wyatt)
La sorpresa del año. Llegó en
verano de tapadillo, ocultada por la pretenciosa, vacía y prefabricada Super 8. Una película de aventuras
notable. Una precuela dignísima del clásico.
The artist (Michael Hazanavicius)
Ejercicio de estilo suicida que
ha triunfado en todo el mundo. Sólo por ello merece estar en la lista. Más allá
de esto (que no es poco), es una obra notable, sencilla y agradable.
Melancholia (Lars Von Trier)
Algo irregular, pero de una fuerza
avasalladora. Además, sólo con haberle puesto a un planeta Melancolía y
abocarlo a ese fatal pero inevitable destino, ya tiene un sitio en este repaso
del año.
La mitad de Óscar (Manuel Martín Cuenca)
La cuota española. Martín Cuenca
ha hecho la película más triste y desesperada de 2011, respirando además cine
por los cuatro costados.
Bueno, no ha sido el mejor año de
la historia en cuanto a cantidad, pero un puñado de estos títulos son ya
inolvidables. Se han quedado a punto de entrar en esta humilde e innecesaria
lista la magnífica pero tramposa Incendies,
la interesante Nader y Simim: una
separación o el thriller de ciencia ficción indie del año Monsters. En el caso español (y a falta
de ver la de Almodóvar), sólo ha sido aspirante la muy estimable No tengas miedo de Montxo
Armendáriz.
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