19 jun 2012

David Millar, el dopaje y la doctrina Giacobbe


El ciclismo y el dopaje. Dos términos lamentablemente inseparables en las dos últimas décadas por el celo francés hacia este deporte y el papel de la prensa y de la a veces hipócrita opinión pública. Pero también, sin duda, por el silencio de la mayoría de ciclistas sobre la cuestión.

Por ello, resulta especialmente interesante la biografía de David Millar (1977) Racing through the dark (publicado en España por Contra Ediciones), corredor escocés y eterna promesa de entresiglos, que fue apartado en su día por dopaje y que hoy aún se encuentra en activo.

Millar expone en su libro con abundantes detalles su encuentro con el dopaje, las jeringuillas y la EPO, lo cual es de agradecer. Sin embargo, y pese a la aparente sinceridad de muchos pasajes, la obra tiene un tufillo evidente a autojustificación y redención.

Así, el escocés adopta la conocida doctrina Giacobbe, lavidaesasínolaheinventadoyo, consistente en esencia en echar la culpa al paisaje, y presenta a un pelotón profesional de finales de los noventa inundado de EPO en el que un inocente y ambicioso chaval acabaría inevitablemente adoptando las oscuras prácticas de sus compañeros.

Además, resulta por lo menos curioso que el autor se preocupe de dejar bien claro que sus dos grandes victorias en el Tour de Francia fueron conseguidas “limpiamente” (si bien es cierto que reconoce que utilizó ayuda extra para conseguir su medalla de oro en el Mundial Contrarreloj).

Por último, Millar, según nos cuenta, concluye su periplo de expiación de culpas, se rehabilita y se convierte en un apóstol de la lucha contra el dopaje en el ciclismo.

Pero bueno, en toda biografía hay que aceptar cierto grado de autocomplacencia y asumir una narración más o menos cómoda y coherente de un  camino vital. Además, como decía anteriormente, hay que reconocerle valentía a la hora de hablar claramente de esta cuestión desde el pelotón.

Porque, más allá de su camino hacia la redención, Millar expone algunas cuestiones interesantes sobre el ciclismo de las últimas dos décadas. Así, dibuja un oscuro ambiente de jeringuillas en las habitaciones, bolsas de plasma, compra de hielo a altas horas de la madrugada, concentraciones furtivas, médicos milagrosos, brutales entrenamientos a tope antes de la competición para rebajar el hematocrito, y presiones más o menos evidentes de los equipos a sus corredores (por lo menos del suyo, el Cofidis) para que se “prepararan”.

En este sentido, resulta muy ilustrativa la conversación que tuvo con Tony Rominger, cuando éste ya estaba en la recta final de su carrera y Millar comenzaba en el ciclismo, en la que el campeón suizo le dice, siempre según el escocés, que se podía ganar una carrera de un día sin doparse pero que era imposible alzarse con una vuelta de tres semanas.

"La EPO puede convertir a un burro en un caballo de carreras”, confiesa otro compañero a un joven Millar. Años después, el escocés pasaría unos días en Italia en la casa de un compañero de equipo, a quien llama L`Equipier (en Internet se puede buscar sin problemas su posible identidad), probando esta sustancia.

Italia… y España. Millar contribuye a la leyenda sobre la supuesta permisividad con el dopaje de estos dos países. De hecho, tras su iniciación en Italia, el autor contrataría a un médico español, Jesús Losa, en aquel entonces médico del Euskaltel, para que supervisara su “preparación”, que tendría lugar en la sierra de Madrid.

El autor también se encarga de salvar de la quema a algunos ciclistas concretos, como el francés David Moncutie, que aún sigue ganando etapas de montañas, o a la federación británica de ciclismo, que por cierto acaba de incluirle en la preselección para los Juegos de Londres. 

En definitiva, parece que el libro de Millar, aunque parapetándose tras la doctrina Giacobbe, expone negro sobre blanco algunas realidades conocidas por toda la caravana ciclista que ningún otro corredor había revelado anteriormente. Sería bueno para este deporte que contáramos alguna vez con más versiones.

Giacobbe y su doctrina



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