21 jun 2012

"Entre nosotros": bordeando a Rohmer


Para representar el universo rohmeriano no basta con situar a unos jóvenes burgueses desocupados hablando sin cesar sobre ideales en base a los cuales realmente no viven y embarcándose en aventuras sentimentales que no hacen sino acentuar la banalidad de su existencia. Hace falta algo más. Y es que, con estos mimbres, el director francés conseguía además dibujar sin aparente esfuerzo una sorprendente ironía melancólica, fría y distante, sobre nuestro verano de juventud, el matrimonio o sobre aquella otra aventura.

Algo de eso se percibe en la película alemana Entre nosotros. La joven directora Maren Ade logra la proeza de transmitir algunos destellos del cine del autor francés y, lo que resulta más improbable, salir más o menos indemne de esta enorme tarea. La película aborda la crisis de una joven pareja alemana que pasa el verano en una casa familiar de Cerdeña a través de sus conversaciones supuestamente profundas, sus vaivenes sentimentales sin sentido y sus dudas en el agobiante tiempo libre estival.


Ade consigue mantener una mirada alejada y eficaz durante la mayor parte del metraje, asistiendo a las excursiones de la pareja, sus cenas con amigos, la supuesta debidilidad  e inseguridad de él, la fraudulenta fortaleza e independencia de ella, y a la tristeza y hastío de todo tiempo desocupado.

Sin embargo, la directora no puede (o no quiere) redondear la obra en este tono, mantener la meláncolica intrascendencia rohmeriana, y cae por momentos en cierta gravedad innecesaria, en un acercamiento inútil a los personajes y en tomarlos demasiado en serio, sucumbiendo a alguna tentación melodramática (desde este punto de vista, hay quien ha sugerido algún paralelismo con Secretos de un matrimonio, de Bergman, cosa que, además de dudosa, no beneficiaría en nada a la película alemana).

En todo caso, la película no llega a derrumbarse (y no era fácil) en sus casi dos horas de duración, sostenida también por el excelente trabajo de su actriz protagonista, y nos regala la posibilidad de asistir a un verano de dudas sentimentales de una pareja de treintañeros que respira verdad por los cuatro costados.


La película acaba con esta canción de Cat Stevens que no recordaba.


No hay comentarios:

Publicar un comentario