Quizás porque ya cansaba un poco el asunto de la equipación española
o de los tropecientos mil preservativos destinados a la villa olímpica, el caso
es que ayer, primer día de competición, sólo nos llegaron cabreos y tensiones
desde Londres. Como una lección a quienes huimos en estas dos semanas de las
noticias económicas buscando cierta tregua olímpica, el estrés nos recuerda que
es una realidad universal.
Así, el equipo femenino de fútbol de Corea del Norte se
pilló un rebote de cuidado cuando sus jugadoras fueron presentadas bajo la bandera
surcoreana, en una demostración empírica inapelable de que los graciosillos también
existen en Escocia. Bien es cierto que las jugadoras podían haber aprovechado
para revelar al mundo que en su país también se practica algún tipo de sentido del
humor, cosa que permanecerá todavía en el misterio, pero cualquiera se atreve. Además,
en el día en que su líder supremo anuncia al mundo que está casado, un incidente
diplomático con repercusiones mundiales tiene su punto. El encuentro comenzó
con una hora de retraso tras las disculpas de la organización, aunque la
delegación norcoreana mantuvo, en un alarde de perspicacia, que la bromita fue
premeditada. En todo caso, el equipo demostró en el campo que, además de
geopolítica, saben jugar al fútbol y vencieron fácilmente a Colombia.
Aunque, pensándolo bien, los enfados infantiles por este
tipo de confusiones protocolarias no son patrimonio de las dictaduras brutales.
Hay que ver cómo se puso el equipo español de Copa Davis cuando, en la final de
2003 en Australia, sonó el Himno de Riego. También nos negamos a jugar y
provocamos un conflicto, enseñando al planeta que aquí, sí, mucho cachondeo
pero, en cuestiones de banderas e himnos, tan estirados como los norcoreanos.
Para ser sinceros, quien se ha tomado todo esto con más
sentido del humor ha sido el ciclista Alberto Contador, al que, ahí es nada,
le han puesto el himno danés y el franquista de Pemán.
Las tensiones olímpicas no finalizaron en Pyongyang, sino en
las entradas de la natación. La superarquitecta Zaha Hadid, que ha diseñado el
centro acuático, se despachó a gusto con el comité organizador al recordar que
no ha sido invitada a ningún evento. No ha aclarado si mantiene la
esperanza de que le regalen tickets para los Paralímpicos.
Además, la nadadora española Duane da Rocha, dedicó unas
cariñosas palabras a la federación en Twitter: “¡Ya estoy harta y no me pienso
quedar callada! En la Real Federación Española de Natación son todos unos
impresentables, que son los primeros
para colgarse una acreditación pero no son capaces de facilitarme a mí, que sí
que me he ganado a pulso estar en unos JJOO, unas entradas para que mis padres
estén en la grada apoyándome. Gracias otra vez por esta piedra en el camino
hacia mi sueño…”. Esperemos que esto no afecte a la notable deportista y que sus
padres, desde donde quiera que sea, la vean competir en la final.
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Duane Da Rocha |
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