Por
edad, Alexandre Vinokourov podría ser el padre de Ye Shiwen pero la casualidad
ha querido que el parentesco se reduzca a dos actuaciones increíbles en los
primeros días de Londres 2012. Como un fantasma del pasado, el ciclista kazajo,
sancionado dos años por dopaje en 2007 y acusado por algunos medios de haber comprado la victoria
en la Lieja-Bastogne-Lieja de 2010, ha ganado a los 38 años (sí, 38 años) la
medalla de oro en ciclismo en ruta, al tener a su edad más piernas que el resto
de la fuga de veintitantos corredores que burlaron la vigilancia de la selección británica. Desde el futuro y para poner aún más a prueba nuestra
paciencia, nos ha visitado la nadadora china, de 16 años, quien ha rebajado cinco
segundos su plusmarca personal y un segundo el record del mundo de 400 estilos, y ha nadado la última piscina al ritmo de la carrera masculina (sí, los
últimos 50 metros al nivel de uno de los mejores de todos los tiempos, Ryan Lochte).
Esta pareja improbable debería hacer que nos planteáramos seriamente acompañar
con alcohol las tardes olímpicas, pero uno tiene ya mucho aguante y se conforma
con tabaco.
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Ye Shiwen, tras nadar los últimos 50 como Ryan Lochte |
Por otro lado, ha resultado verdaderamente clarificadora la actitud de nuestros
chicos del fútbol, incapaces de meter un gol a las potencias de Japón y
Honduras, que han demostrado unos maravillosos modales de macarras subiditos.
Para ser sinceros, es un alivio que la selección haya sido eliminada, porque el
fútbol en los Juegos es como ese cuñado inaguantable al que no soportas pero
tiene que estar. Esperemos que ahora Televisión Española se digne a ofrecer en
directo por La 1 las pruebas importantes de la competición: el atletismo, la
natación y la gimnasia.
En
referencia a estos deportes, y como no podía ser de otra manera, ya han
comenzado los habituales lamentos patrioteros cuatrienales sobre el pobre nivel
español en las disciplinas básicas. Nada sorprendente. En este país se alienta a los niños a que se conviertan en el macarra
subidito de la clase que juega al fútbol y no existe estructura ni afición para
crear las condiciones desde la base y tener alguna opción en este tipo de
competiciones. Con apuntar que el último mundial de atletismo no fue emitido
por ninguna televisión española y nadie se escandalizó, ya está todo dicho.
Por lo
demás, las cosas van más o menos como estaba previsto, salvo la absoluta
pobreza de la ceremonia de inauguración que nos brindó el cineasta
Danny Boyle. Algunos medios han demostrado una incompetencia o, en el mejor de
los casos, una amnesia sorprendente al comparar este bodrio flojito y cutre con la
brutalidad que vimos en Pekin, espectáculo grandioso y desmedido que será
difícil de igualar en décadas. Y es que los chinos lo mismo te organizan una
barbaridad irrepetible post comunista siglo XXI que te bajan un segundo el
record mundial en una piscina. Y se quedan tan anchos. Como Ye Shiwen, que considera
que hizo una carrera mejorable en la final de 400 estilos: “Me queda margen de mejora porque no sé nadar bien
la braza, ni hago los virajes correctamente, ni soy tan buena en mi crol”.
Pues en crol nadas como Ryan Lochte, hija mía.
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